San Ildefonso, patrono de Zamora




Anónimo, ¿?
Parroquia de San Pedro y San Ildefonso - Real, muy Antigua e Ilustre Cofradía de Caballeros Cubicularios de San Ildefonso y San Atilano
Zamora


Imagen del retablo mayor de la iglesia arciprestal, que representa al santo arzobispo toledano con su iconografía típica: revestido de pontifical, con un libro en sus manos y la imagen de la virgen María, a la cual se asocia por la defensa que hizo el santo de la virginidad de la Madre de Dios. Nació en la ciudad de Toledo en el año 606, entrando como monje en el monasterio de Agalia, de donde fue abad. En su juventud viajó a Sevilla para estudiar con san Isidoro, siendo discípulo del arzobispo hispalense. Fue célebre por sus diversos libros en la defensa de la fe, de la virgen María y otras materias teológicas. Fue elegido arzobispo de Toledo en el año 657. Uno de los milagros que recoge la tradición es la imposición de la casulla por parte de María santísima, como reconocimiento a su "capellán". En la catedral de Toledo se venera la piedra sobre la cual se apoyó la Virgen, conservada posteriormente en la mezquita musulmana y nuevamente en la nueva catedral toledana. Murió en el año 669, siendo enterrado en la iglesia de santa Leocadia.

Tras la invasión musulmana, en el año 714 sus restos fueron extraídos del templo y posiblemente era intención de sus devotos que fueran recogidos en Oviedo, pero al llegar a Zamora, debido a la inseguridad de aquella región, se debieron enterrar en una iglesia dedicada a la misma santa que en Toledo. Los restos permanecieron ocultos hasta 1260, aunque 100 años antes un pastor toledano llegó a viajar a Zamora para contar una visión en la cual vio a san Ildefonso indicándole que sus restos y los del obispo san Atilano descansaban en dicho templo, siendo rechazado por el clero de la ciudad. Será el 26 de mayo de 1260, cuando tras el anuncio por parte de la virgen María (venerada después bajo la advocación del Viso) a un pastor zamorano, el obispo don Suero ordene la excavación bajo el suelo del templo, encontrando allí los restos de san Ildefonso y san Atilano.

Los restos de ambos obispos fueron ocultados en la torre de la iglesia, para poder así defender las reliquias de san Ildefonso de la reclamación que pronto haría la ciudad de Toledo. Para ello también se fundaría una cofradía que los custodiara. En 1455, el papa Benedcito XIII autoriza la exposición permanente de los restos a los fieles, siendo trasladados desde su escondite a un altar lateral, y posteriormente, siendo elevados sobre la capilla mayor en 1496, dotando de la mayor seguridad posible a las reliquias. A día de hoy se conserva la tradición de los claveros, que antiguamente era el obispo (y en su representación el Deán del cabildo de la Catedral), el Ayuntamiento y la cofradía de san Ildefonso, aunque con la desaparición de esta última cofradía, pasó a la parroquia. Diferentes reyes visitaron y veneraron los sagrados restos, resaltando la importancia de san Ildefonso, considerado casi un padre de la Iglesia latina. Los reyes que viajaron a Zamora y veneraron los cuerpos santos fueron:

- Juan II en 1427
- Carlos V de Alemania y I de España en 1522
- Felipe II, 1554
- Felipe III, el 14 de febrero en 1602
- Alfonso XII, el 11 de septiembre de 1877.

El descenso de las reliquias de ambos santos, su exposición, veneración de los fieles y procesión, es un evento que solo ocurre por motivos extraordinarios. Siempre se celebró con la mayor solemnidad y con la participación de toda la ciudad. Citamos algunas de estas fechas:

- El 26 de mayo de 1496, con motivo de su ascenso a la capilla alta del retablo mayor. Se celebró una solemne procesión en la que participaron todas las cofradías y estamentos de la ciudad, con sus imágenes y reliquias. Los restos se trasladaron a la Catedral, donde se celebraron diversos oficios, para después retornar a su templo y ser entronizadas en la nueva capilla mayor.
- En 1523 y 1557, con motivo de la peste y la sequía, participando las reliquias de ambos cuerpos santos.
- En 1571 y 1580 se sacó en procesión el cuerpo de san Atilano y la cabeza de san Ildefonso, por el mismo motivo que en los anteriores años, costumbre que aprobó el Ayuntamiento en 1588. En 1587, con motivo de la salida de la Armada Invencible, se verificó dicho acuerdo. La procesión llegó hasta la antigua iglesia de San Vicente de Cornú (actual cementerio), siendo portados los restos de san Atilano por monjes de Moreruela y Valparaíso.
- En 1615, en agradecimiento por el casamiento del príncipe Felipe.
- En 1619 y 1621, por la enfermedad del rey Felipe III.
- En 1627, por el "garrotillo" que aquejaba a la población.
- En 1644, hubo una solemne procesión para extraer de la urna una reliquia de san Atilano para la ciudad de Tarazona.
- En 1662, se celebraron grandes fastos por la concesión de otra reliquia al monasterio de Moreruela. - En 1680, por la grave sequía que padecía Zamora y su tierra, los sexmeros solicitaron celebrar rogativas con el cuerpo de san Atilano, pero debido a la urgente necesidad y al tiempo prolongado que requería el protocolo para descender el Cuerpo Santo, se hizo procesión con el Anillo y rogativa a la ermita del santo (actual Cementerio). Conseguida la lluvia, se celebró solemne octavario en honor de san Atilano. - El 20 de septiembre de 1696, con motivo de la enfermedad de Carlos II. Participaron las reliquias de los dos cuerpos, siendo trasladados a la Catedral. El 25 de septiembre se organizó una procesión general por la ciudad, que adornó las calles. El itinerario seguido fue: Catedral, Rúa, Plaza (Mayor), Renova, plazuela de la Yerba (actual Sagasta), dando la vuelta por la iglesia de Santiago hasta el Hospital de Sotelo, Riego, Cárcaba (Costanilla), Platería, Plaza (Mayor), San Juan, Hospital nuevo de la Encarnación, plazuela del Conde de Aliste (Viriato), ermita del Socorro, Rúa e iglesia de San Ildefonso. 
- El 4 de octubre de 1698, se expusieron los restos de ambos santos en su iglesia, con motivo de la hechura de una nueva arqueta.
- En 1885, por el cólera morbo, saliendo también la Bendita Cruz de Carne y la Virgen del Tránsito.
- En noviembre de 1990, los cuerpos santos fueron devueltos a su templo, tras más de una década de obras de restauración en el templo. Durante estos años, los Cuerpos Santos fueron venerados en el convento del Corpus Christi. En dicho mes, las reliquias fueron trasladadas a la Catedral, donde se celebraron diversos cultos. Tras estos, se organizó una procesión de vuelta a la iglesia de san Pedro y san Ildefonso, donde fueron mostradas al pueblo, y devueltas a la capilla alta.
- En octubre de 2001, se celebró el IX centenario de la diócesis de Zamora. Para este evento, se descendió el cuerpo de san Atilano, siendo trasladado hasta la iglesia de san Andrés, que hacía las funciones de catedral mientras el primer templo acogía la exposición de las Edades del Hombre. 
- El 23 y 24 de junio de 2007, los restos de san Ildefonso fueron descendidos para viajar a la ciudad de Toledo en el marco de las celebraciones del centenario de su nacimiento.
- El 28 de agosto de 2009, los restos de san Atilano fueron trasladados a la ciudad de Tarazona, donde nació el santo.

La Real, muy Antigua e Ilustre Cofradía de Caballeros Cubicularios de San Ildefonso y San Atilano, se funda según la tradición tras el descubrimiento de los restos del santo toledano en 1260, aunque las referencias documentales más antiguas pertenecen a 1415, siendo sus estatutos más antiguos los de 1503. Dicha hermandad nobiliaria se fundó con la pretensión de defender la permanencia del cuerpo de san Ildefonso en Zamora, haciendo un juramento de sangre, y resistiendo a lo largo de siglos a los requirimientos de reyes y papas. Dicha cofradía quedó extinta, fundándose la corporación actual en 1967. Los cofrades visten manto capitular de color verde, con cuello bajo, embozo blanco y con la empresa de la corporación bordada en la izquierda de la prenda y a la altura del pecho, el manto se sujeta por un cordón de seda blanca finalizado en dos borlas doradas. También tiene una sección de damas, que visten de negro, peineta y mantilla, prendida con un lazo la empresa de la corporación al pecho.



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